Los pies en la tierra y la mirada en el futuro: El aporte pedagógico de Gustavo Esteva

En nuestra cultura actual hiper tecnologizada se valora la innovación, la epifanía que propone una solución de golpe a uno de nuestros grandes problemas. Pero hay muchos modelos y aproximaciones a los problemas, procesos, propuestas que se discuten, piensan e implementan durante décadas. Durante toda una vida. Esta es una de las enseñanzas que deja Gustavo Esteva, “luchador social y un intelectual público desprofesionalizado” como él se definía. Pero también fue escritor, académico, gestor, editor y parte de muchos proyectos a lo largo de sus 83 años de vida.

La idea de construir un modelo educativo alternativo le vino, junto con otros colegas, cuando buscaba escuela para su primer hija. De espíritu crítico, pero sobre todo propositivo, no vio en la oferta de la época un modelo que garantizara el desarrollo de su hija, a quien quería formar tanto para desempeñarse laboralmente como para ser una persona íntegra, arraigada a su tierra y como sujeta de transformación social. No encontró modelo adecuado y decidió generar el propio.

Antes de que la informática permitiera la estandarización del conocimiento, a Esteva ya le parecía peligrosa la pérdida de diversidad, el componente práctico y filosófico local, que se mostraba en las escuelas mexicanas. Con proyectos como la Universidad de la Tierra (Unitierra), en Oaxaca, buscaba no solo formar, sino orientar el desarrollo educativo de las personas a la resolución de los problemas de su propio entorno. Es decir, su filosofía propone pura y abiertamente, que no solo hay que conseguir empleo, sino que se deben atender las problemáticas locales. Hoy este componente ha sido incorporado, en mayor o menor medida, dentro de los objetivos educativos nacionales.

Mucho más se podría decir de Gustavo Esteva y sus 40 libros, ya sea como autor, coautor o editor. Sus más de 500 ensayos registrados por la Universidad Nacional Autónoma de México o su sinfín de colaboraciones y entrevistas a medios de todos los tamaños. Por ahora solo queda registrar y honrar a la persona que fue y es parte viva de una visión crítica, consecuente y aterrizada de la educación en el mundo. Descanse en paz Gustavo Esteva.