La lucha histórica de las mujeres por una sociedad más justa y equitativa nos ha permitido mayor participación en diferentes esferas sociales, así como el reconocimiento de derechos fundamentales. Sin embargo, aún hay un largo camino por recorrer para erradicar situaciones de discriminación y violencia que se viven en los diferentes contextos donde las mujeres estamos presentes.
Socialmente se condena con dureza la conducta transgresora por parte de las mujeres, a quienes se nos ha asignado un rol más pasivo y sometido a normas familiares y sociales en comparación con los hombres.
Las mujeres que viven privadas de la libertad son víctimas no solo de las malas prácticas del sistema penitenciario en México, sino también del machismo alojado en las entrañas de la sociedad. La Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL) 2021 arroja algunos datos importantes al respecto.
Violencia física y psicológica
En los centros de reclusión del país la población femenina es considerablemente menor que la del hombres, abarcando el 5.7% de un total de 220.5 mil personas, sin embargo, la violencia sexual ejercida por autoridades ha sido mayor.
El 39% de las mujeres afirmaron haber sido víctimas de violencia física, y la agresión sexual estuvo presente en 15% de los casos, mientras que la violación sexual se dio en 4.8%. En el caso de los hombres la agresión sexual estuvo presente en el 3.2% de los encuestados, y la violación en 1.9%.
Además, el 29% de las mujeres privadas de la libertad afirmó haber recibido presiones o amenazas para declararse culpable, y el 55.3% dijo haber sido incomunicada o aislada durante su estancia en el Ministerio Público.
Sin sentencia
Es alarmante que el 46% de las mujeres que actualmente se encuentran privadas de la libertad en todo el país no tienen sentencia, lo que significa que permanecen en estado de reclusión sin que se hayan presentado pruebas suficientes que avalen que verdaderamente fueron responsables del delito que se les imputa, y sin tener claridad del tiempo que pasaran en prisión.
Cuidado de los hijos
Durante su estancia en el centro de reclusión, las mujeres que son madres tienen menos apoyo por parte de sus parejas para el cuidado de los hijos. El 55% dicen que sus hijos son cuidados por los abuelos, y solamente el 30% afirma que están bajo el cuidado del padre.
En el caso de los hombres el 89% afirma que sus hijos están bajo el cuidado de las madres, mientras que en el 16% de los casos son cuidados por los abuelos.
El 5.8% de las mujeres privadas de la libertad declaró tener hijos(as) menores de doce años viviendo dentro del centro penitenciario y en el 96% de los casos, estos nacieron durante la reclusión.
En menos de la mitad de los casos las niñas y niños que viven con sus madres tienen áreas exclusivas para dormir, guarderías o áreas de recreación, y por debajo del 40% de las veces tienen acceso a atención psicológica, artículos de higiene, ropa, calzado, materiales educativos o baños exclusivos.
El 22% de las mujeres que tienen hijos(as) viviendo con ellas en centros penitenciarios ha tenido que pagar para que los menores puedan acceder a medicamentos, servicios médicos y demás artículos y servicios esenciales para su desarrollo.
Riesgos de salud
Dentro de los centros de reclusión al 59% de las mujeres encuestadas en 2021 no se les había practicado el examen de Papanicolau en el último año, y al 69.4% no se les había hecho alguna revisión médica para detectar el cáncer de mama.
Oportunidades para la vida después del reclusorio
El 62% de las mujeres privadas de la libertad tiene solo educación básica, y por derecho, aún en prisión podrían continuar estudiando y capacitándose para enfrentar los retos de la vida laboral y profesional una vez cumplida la sentencia que les fue impuesta.
Existen varios factores que les impiden continuar estudiando, tales como no tener la documentación requerida para estudiar, inexistencia de programas adecuados a su nivel de estudios, falta de interés en los programas que se imparten, tiempo, etcétera.
El 60% cree que el haber estado en un centro penitenciario afectará sus posibilidades de obtener un empleo.
Los derechos humanos de las personas privadas de la libertad
Cuando una persona es privada de la libertad pierde derechos políticos y civiles, así como el derecho a la libertad. Sin embargo, los derechos humanos son inherentes a cualquier persona, más allá de su situación jurídica, por lo que las mujeres que viven privadas de la libertad tienen derecho a gozar de todos los derechos humanos previstos por la Constitución y los Tratados Internacionales, dentro de los que se incluyen los que garantizan una estancia digna, segura, acceso a educación, y la preservación de su integridad física y moral.
Día Internacional de la Mujer
El 08 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, y es una buena oportunidad para reflexionar sobre las condiciones de injusticia a las que las mujeres privadas de la libertad son sometidas.
Las mujeres que viven en reclusorios tienen los mismos derechos humanos que las que vivimos en libertad, y es importante resaltar la importancia de que sus derechos sean respetados, reclamar justicia también para las mujeres que no pueden salir a las calles a exigir que se les trate con dignidad.
Este 08 de marzo de 2022 la Organización de las Naciones Unidas ha propuesto el tema “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, y resalta la necesidad de abrir más oportunidades para que las mujeres tengamos mayor participación en la mitigación del cambio climático. Las mujeres podemos ejercer influencia y ser de impacto positivo en la sociedad y el mundo, tanto dentro como fuera de los reclusorios.
Referencias:
INEGI (2021). Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (ENPOL) 2021. México: INEGI. Recuperado de: https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/enpol/2021/doc/enpol2021_presentacion_nacional.pdf
ONU (2022). Día Internacional de la Mujer, 08 de marzo. Naciones Unidas. Recuperado de: https://www.un.org/es/observances/womens-day